Fase 4 Racionalismo y Empirismo En La Gnoseología.

Fase 4 Racionalismo y Empirismo En La Gnoseología.

 

 

 

 

 

 

 

Anderson Elías Melo Cultíd

Grupo N°: 407002_5              Celular N°: 3165651428

Tutor: Marisol Erazo Huertas

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Universidad Nacional Abierta y a Distancia UNAD

Filosofía

Gnoseología

Escuela de Ciencias Sociales Artes y Humanidades

ZCSUR PASTO 2022


 



DOCUMENTO CONCEPTUAL

PRIMERA PARTE

ESCEPTICISMO y EMPIRISMO DE HUME

David Hume, como sabemos y de acuerdo a lo que hemos venido estudiando en las anteriores unidades, es considerado un escéptico, así como el filósofo empirista, ya que, su pretensión es dudar de la validez y legitimidad del conocimiento humano, planteando argumentos que, de una forma u otra, pretenden derribar cualquier pretensión de verdad. Hemos entendido que el concepto de escepticismo en Hume como una actitud que consiste en desconfiar de toda verdad, pero, sobre todo, de desconfiar del valor de conceptos como causa, yo, verdad, Dios o sustancia.

Hume no acepta las ideas innatas, no aceptaba las ideas de Dios y lo que la filosofía proponía con la metafísica, criticaba las explicaciones de aquellos filósofos que basaban sus explicaciones del universo etc. En muchos dogmas religiosos, incluso, aquellos pensadores que se alejaban de las religiones, en cuestiones de moral humana, siempre terminaban incluyendo a Dios en sus explicaciones, por ejemplo, Descartes, por ese motivo, se cree que Hume se preguntaba si, ¿acaso no se puede hablar de moral y hacer filosofía moral sin incluir a Dios en la fórmula?, por esta y muchas otras preguntas, es lo que llevará a Hume a realizar su trabajo filosófico, por lo cual, en nuestros días lo reconocemos como el más grande exponente de la filosofía empirista.

Las razones principales, y las ideas que él desarrolló para explicar su pensamiento y convicciones, se las puede explicar de acuerdo a la pregunta ¿de dónde vienen las ideas?, es decir, ¿cómo se llega a la idea de lo que es bueno, de lo que es justo?, como ya dijimos, Hume desconfiaba de todas las explicaciones metafísicas, de la creación etc. Hume piensa que sólo podemos obtener conocimiento certero en base a nuestras experiencias, y de aquello que podemos ver, oler, oír, tocar, oler, percibir. Es decir, de nuestros sentidos; es posible, percibir impresiones por ejemplo de un objeto: su color, su forma, su textura etc. Impresiones que la mente puede percibir de los objetos o de uno mismo, por ejemplo, sentir frío, calor, incluso, los sentimientos y las pulsiones fisiológicas. Hume, va a manifestar que todo lo que la mente percibe, son IMPRESIONES, y estas impresiones van a dar origen a las IDEAS. “puesto que las ideas se derivan de impresiones y no son más que copias y representaciones de ellas, todo lo que es verdadero de las unas deben pertenecerse como perteneciente a las otras. Las impresiones y las ideas difieren tan solo por su vigor y vivacidad. No puede pues, ser afectada por una variación en este respecto” (Hume, 2004, pág. 54).

Las ideas sobre las cuales se puede construir conocimiento confiable, son recuerdos de las impresiones, es posible traer a la mente recuerdos de sucesos experimentados, es decir, que se es posible traer a la mente, cualquier idea de un objeto en su forma, tamaño, gusto, color etc. Que antes ya he experimentado, que se ha percibido y se ha recibido impresiones, sin necesidad de tener al frente, o en las manos aquel objeto. Estas ideas tienen un alto grado de certeza porque tienen su origen en las impresiones, tienen origen en la experiencia. “es evidente que la memoria conserva la forma original en la que sus objetos fueron presentados y que siempre que nos apartamos de aquélla al recordar algo procede éste de algún defecto o imperfección en dicha facultad. Un historiador puede, quizá, por la marcha más conveniente de su narración, relatar un suceso antes que otro al que fue realmente posterior; pero se da cuenta de esta alteración del orden, si es verídico, y por este medio vuelve a colocar la idea en su debida posición. Sucede lo mismo en nuestro recuerdo de lugares y personas que hemos conocido antes”. (Hume, 2004, pág. 38).

Hume, sin embargo, en su teoría y en su ansia por comprender la realidad, no se detiene en lo antes expuesto, va más allá, y afirma que la mente, en este deseo de comprender más, tiene la capacidad de imaginar, no se contenta solo con asociar y memorizar, sino que, la mente humana tiene capacidad de construir ideas que no corresponden a la realidad, ideas, cuyo grado de confiabilidad es bajo, ya que, no corresponden a las comprensiones sensibles, por ejemplo, si construyo la idea en mi mente de la imagen de un ser humano con un pez, puedo crear la idea compleja de sirena, aunque nunca haya visto una. “se halla la evidencia del principio relativo de la libertad de la imaginación para alterar el orden y transformar las ideas. Las fábulas que encontramos en los poemas y novelas ponen esto enteramente fuera de cuestión. La naturaleza se halla totalmente alterada y no se hallan más que caballos alados, dragones feroces y gigantes monstruos”. (Hume, 2004, pág. 38).

La imaginación puede resultar muy útil cuando puede prevenir de algún peligro o amenaza, pero es necesario ser precavidos para no tomar esta cuestión con total certeza, ya que, esta imaginación no es fruto de la razón.

Finalmente, Hume afirma que, “la duda escéptica tanto con respecto a la razón como a los sentidos, es una enfermedad que no podremos curar nunca, sino que, debe volver a surgir en nosotros en cada momento, aunque podamos expulsarla y a veces parecernos que nos hallamos enteramente libres de ella. Como la duda escéptica surge naturalmente de una reflexión profunda e intensa sobre estos asuntos…, aumenta siempre cuando llevamos más lejos nuestras reflexiones, ya sea en contra o en pro de ella” (Hume, 2004, pág. 383).

 

SEGUNDA PARTE

LOS LÍMITES DEL RACIONALISMO EN DESCARTES

Descartes fue el fundador del racionalismo filosófico, él comienza a plantear un objetivo muy claro: sobre el auténtico conocimiento, donde dice que el auténtico conocimiento es el conocimiento indudable, aquel que no deja ninguna duda. El racionalismo, dice Llinàs, parece conceder una especial importancia a las capacidades racionales del ser humano, afirma que, en el sentido histórico del término, en el siglo XVII, un racionalista era aquél que defendía ideas antirreligiosas, es decir, un libre pensador.

Contrario a la idea que manejaba el movimiento empirista, Descartes aseguraba que solo por medio de la razón se podía descubrir ciertas verdades universales y, a partir de aquellas verdades es posible deducir el resto de contenidos de la filosofía y de las ciencias. En efecto, afirma Llinàs: “parece que descartes sostiene que la voluntad debe someterse a la razón de manera que debemos querer seguir todo aquello que el entendimiento nos indica que es lo mejor” (Llinàs, 2017, pág. 14)

 Descartes abrió una nueva visión del mundo, sobre todo, en lo que tiene que ver con el sistema planetario, en el que se dejó la creencia de que la tierra era el centro del sistema planetario, ahora lo era el sol. Descartes por su parte, no buscará encontrar muchas nuevas verdades nuevas, sino, por lo menos, algo que sea completamente cierto, es decir, encontrar una verdad que no sea puesta en duda; Descartes se nos aparece como un racionalista epistemológico, y en este sentido, opuesto a la corriente empirista del conocimiento. Una característica principal, es la confianza en la razón para la obtención del conocimiento, fuente más fiable que los sentidos. Esta confianza en la razón y la desconfianza en los sentidos para obtener conocimiento está relacionada con una segunda característica, la defensa de que existe un conocimiento a priori, esto es, independiente de la experiencia proporcionada por los sentidos.

Llinàs, menciona en su texto que, esta segunda característica se conecta con una tercera, y es la defensa de que la razón humana, posee unas nociones o un conocimiento innato, o sea, que, desde que se nace, se posee, una serie de verdades acerca de la realidad, conocimiento que debe ser sacado a la luz mediante un determinado proceso de la razón. Como sabemos Descartes fue un matemático, por lo cual, dice que el modelo de la razón poseedora de verdades es la matemática: cuando hacemos matemáticas, obtenemos verdades necesarias sin recorrer a la experiencia; entonces, el racionalismo, confía en aquella razón que se extiende cuando hacemos matemáticas.

Es claro que Descartes confía más en la razón que en los sentidos, ya que piensa que éstos pueden inducirnos a errores, él se da cuenta que todo el conocimiento que había adquirido hasta ahora era falso. Descartes finalmente dio con un principio que soportaba toda duda, y el analizar todo según la razón, afirma que, “el estudiar en mí mismo”, ha conducido con el ejercicio de la duda a descubrir el “cogito”: “pienso luego existo”, un conocimiento innato, y punto de partida de la adquisición de verdades necesarias, con esto Descartes nos dice de algo de lo que puede estar seguro: que duda, que piensa, que razona y por ende está existiendo. Descartes afirma que el hecho de pensar es un atributo inseparable de nuestra existencia, dice que somos entes pensantes, y como pensamos, existimos.

Afirma Llinàs, que, Dios tiene un papel decisivo en la filosofía cartesiana, ya que fundamenta el conocimiento humano y garantiza la posibilidad de acceder a un conjunto de verdades, expresa en este sentido que la certeza y la verdad de toda ciencia dependen del conocimiento del verdadero Dios. (Llinàs, 2017, pág. 20). Descartes matiza que solo Dios es perfectamente sabio, esto es, que posee un entero conocimiento de la verdad de todas las cosas. Este racionalismo matizado, en la interpretación clásica de Descartes, se recuerda que éste insiste constantemente en que la mente debe apartarse de los sentidos para alcanzar el conocimiento verdadero.

En definitiva, el racionalismo cartesiano es particular, ya que, de entrada, presenta unos límites claros: no lo comprendemos todo, ni la razón de por qué el mundo es como es, ni de por qué somos como somos, sin embargo, dice Llinàs, eso no invalida el mundo de la razón, el discurso del método mostrará cuál es el objetivo de Descartes: la vida del ser humano, la pregunta que se deriva ¿qué vida hay que vivir?, y la respuesta cartesiana: una vida según la razón. (Llinàs, 2017, pág. 29)

 

Referencias

Hume, D. (2004). Tratado de la Naturaleza Humana. El Cid. Obtenido de https://bibliotecavirtual.unad.edu.co/login?url=https://search.ebscoho

Llinàs, J. L. (2017). Los límites del racionalismo en Descartes*. Enrahonar: An International Journal of Theoretical and Practical . Obtenido de https://bibliotecavirtual.unad.edu.co/login?url=https://search.ebscohost.com/login.aspx?direct=true&db=edsair&AN=edsair.od.......613..c2ff1d4597132248b3d0a5bca4bc2c5a&lang=es&site=eds-live&scope=site

 

 

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